jueves, 18 de septiembre de 2008

La vasija de 'Cristo, el mago'

  • Hallan entre las ruinas de Alejandría un tarro con una enigmática inscripción
  • La leyenda fue tallada en el año 50 y probablemente alude al Mesías
  • La valiosa pieza se expondrá en Madrid hasta finales de noviembre

CHANO MONTELONGO

MADRID.- Un equipo de arqueólogos y egiptólogos acaba de descubrir, entre las ruinas sumergidas de la mítica ciudad de Alejandría, una vasija de cerámica con una enigmática inscripción en griego que podría ser la referencia más antigua que existe de Jesucristo.

Según explicó a elmundo.es Franck Goddio, uno de los arqueólogos submarinos más prestigiosos del mundo y el responsable del hallazgo, el objeto muestra una inscripción en griego, 'Dia Chrstou o Goistais', que se interpreta como "por Chrestos el mago".

Entre las teorías que se barajan, "bien podría tratarse de una referencia a Jesucristo, en aquel tiempo el máximo exponente de la magia blanca", indicó el investigador francés.

El valor del descubrimiento se incrementa al comprobarse su antigüedad, ya que los egiptólogos que han estudiado la pieza aseguran que la vasija, procedente de Asia Menor, es del siglo I a.C. y que la inscripción fue realizada antes del año 50 d.C. Esto convertiría el hallazgo en la primera referencia del mesías que se conoce, honor que hasta ahora ostenta una carta del apóstol San Pablo del año 51 d.C. en la que habla de "su maestro".

No obstante, ésta no es más que una de las dos o tres teorías que barajan los expertos sobre el origen y el significado de esta valiosa pieza.

El descubrimiento se produjo el pasado mes de junio cuando su equipo trabajaba en uno de los yacimientos situados en la zona oriental del Portus Magnus de Alejandría, concretamente dentro de un templo situado cerca de la isla de Antirhodos, muy cerca de la costa.

"Las excavaciones presentan varios estratos que coinciden con una fecha concreta en el tiempo. Esta vasija fue hallada en el piso correspondiente al siglo I d.C., aunque pruebas posteriores han confirmado que su antigüedad se sitúa un siglo antes de nuestra era. Se encontraron junto a varios objetos y columnas del templo", explica Goddio.

Franck Goddio sujeta la vasija. (Foto: Bernardo Díaz)
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Franck Goddio sujeta la vasija. (Foto: Bernardo Díaz)

Durante los últimos meses, los mejores egiptólogos del mundo han trabajado en esta pieza y han dado varias teorías sobre ella. Se cree que la vasija se utilizaba en ritos adivinatorios. Se vertía en él una fina capa de aceite cuyas huellas se interpretaban por un mago en forma de predicciones futuras.

elmundo.es fue testigo, en un acto privado, de la llegada a Madrid de este objeto, donde permanecerá expuesto al público dentro de la muestra 'Tesoros Sumergidos de Egipto', en el Matadero Legazpi, hasta el próximo 26 de noviembre.

Entre fuertes medidas de seguridad y ante la supervisión de egiptólogos y representantes del Gobierno de Egipto, propietario de la pieza, Franck Goddio extrajo de una caja fuerte el objeto y lo depositó en una urna de cristal instalada al final del recorrido de la exposición, que contiene más de 500 piezas procedentes de tres yacimientos sumergidos del Antiguo Egipto.

En la inscripción en griego 'Dia Chrstou o goistais', la palabra 'goistais' significaría «mago», mientras que Chrstou designaría el nombre del celebrante, aunque también podría significar el Mesías. En este caso, la vasija habría sido utilizada por un mago que, para legitimar sus poderes sobrenaturales, habría invocado a Cristo.

«No es descabellado pensar esto, ya que hay que tener en cuenta que en la época de la que estamos hablando, en el primer siglo de nuestra era, la comunicación del Portus Magnus de Alejandría con la región de Palestina era muy fluida, con barcos que llegaban de allí a diario. Es muy probable que en Alejandría estuvieran al corriente de la existencia de Jesús y de los milagros que estaba obrando no muy lejos de allí y que los magos realizaran ritos en su nombre», explicó Goddio.

A pesar de que la vasija está expuesta en Madrid, un gran equipo de expertos investigadores continúa investigando sobre la pieza y su origen y, es probable que en los próximos meses, las teorías sobre el significado de la inscripción se simplifiquen.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Teoría de la catástrofe de Toba

De Wikipedia, la enciclopedia libre





Mapa en inglés que muestra la ubicación del lago Toba (Lake Toba)


Mapa en inglés que muestra la ubicación del lago Toba (Lake Toba)




Imagen que muestra cómo se habría visto la erupción del Toba desde el espacio; la flecha que señala al Norte apunta hacia la esquina superior izquierda de la foto



Imagen que muestra cómo se habría visto la erupción del Toba desde el espacio; la flecha que señala al Norte apunta hacia la esquina superior izquierda de la foto

La teoría de la catástrofe de Toba establece que la evolución humana fue afectada por un reciente evento de tipo volcánico. Fue propuesta en 1998 por Stanley H. Ambrose, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Este evento habría reducido la población mundial a 10.000 o incluso unas 1000 parejas reproductoras.

El conocimiento sobre la prehistoria humana es en gran medida teórico, pero está basado en las evidencias obtenidas de fósiles, la arqueología y las evidencias genéticas.

En los últimos tres a seis millones de años, tras la separación de los linajes de humanos y simios del tronco común de homínidos, la línea humana se ramificó en varias especies. La teoría catastrófica de Toba establece que una inmensa erupción volcánica cambió el curso de la historia al producir la casi extinción de la población humana (Este tipo de eventos se denomina «cuello de botella de población»). Hace entre 70.000 y 75.000 años, el supervolcán del lago Toba, en el norte de la isla indonesia de Sumatra, explosionó como una caldera con una fuerza 3000 veces superior a la erupción del monte Santa Helena, dejando como rastro el actual lago Toba (el lago volcánico más grande del mundo, de 100 km × 30 km y 505 m de profundidad). Se han encontrado restos de esta explosión hasta en lugares remotos como India.

Según Ambrose, esto provocó una caída de la media de las temperaturas de unos 3 a 3,5 °C, con un invierno volcánico global que pudo durar entre 6 y 7 años. En las regiones templadas produjo una disminución de las temperaturas globales de 15 °C de promedio, lo que representa un cambio drástico en el ambiente, que debió producir múltiples cuellos de botella de población en varias especies humanas que debían existir en la época. Este cambio aceleró a su vez la diferenciación de las poblaciones humanas aisladas, conduciendo finalmente a la extinción de todas las especies humanas (menos una, de la cual descienden los humanos actuales).

Una combinación de evidencias geológicas y modelos computacionales apoya la factibilidad de la teoría de la catástrofe de Toba, y la evidencia genética sugiere que todos los humanos actuales, a pesar de la aparente variedad, provienen de un mismo tronco formado por una población muy pequeña (véase Adán cromosomal-Y). Utilizando las tasas promedio de mutación genética, algunos genetistas han estimado que esta población humana original vivió en una época que concuerda con el evento de Toba.

Esta teoría establece que cuando el clima y otros factores fueron propicios, las humanos nuevamente se expandieron a partir de África, migrando primero al Oriente Medio, y luego a Indochina y Australia. Las rutas migratorias crearon centros de población en Uzbekistán, Afganistán e India. Las subsiguientes adaptaciones al medio produjeron las diferentes tonalidades en el color de la piel que hoy en día se observan en la población humana.

martes, 9 de septiembre de 2008

Se pone en marcha la máquina que simulará un nuevo 'Big Bang'

El LHC, que ha costado 6.000 millones, abrirá una nueva era en la física moderna.
Se pone en marcha la máquina que simulará un nuevo 'Big Bang'
Imanes superconductores recorren 27 Km de túneles.

F. J. Gutiérrez

Madrid. Llegó la hora de la verdad. Tras una larga y tensa espera, miles de físicos cruzarán los dedos expectantes ante el instante en que, por fin, se pondrá en marcha la más potente máquina jamás construida por el hombre. El Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés Large Hadron Collider), considerado ya como el experimento científico del siglo, recibirá a las 9.06 horas su primera inyección de partículas.

Instalado en un gigantesco túnel circular subterráneo de 27 kilómetros en la frontera suizo-francesa, el mayor acelerador de partículas personifica un enorme reto: simular las condiciones que existían después del Big Bang (la Gran Explosión que dio origen a la expansión del Universo) con el fin de dar respuesta a los grandes enigmas que aún se ignoran acerca de la formación y composición del cosmos.

Aunque su encendido probablemente no aniquilará la Tierra —como algunos agoreros profetizan—, en el CERN (el Laboratorio Europeo de Física de Partículas responsable del proyecto) más de uno contendrá la respiración cuando se envíe a través de sus cables el primer haz de millones de protones (unas pequeñísimas partículas subatómicas). En ese momento, sabrán si los 14 años de trabajo empleados en la construcción de esta "maravilla tecnológica" y los 6.000 millones de euros invertidos por 80 países han servido para que, al menos, la colosal máquina funcione.

A la velocidad de la luz

No obstante, los resultados tardarán aún en llegar. Los primeros protones comenzarán a circular hoy, pero las primeras colisiones, que serán las que permitan obtener datos, no se producirán hasta finales de año o inicios de 2009.

A partir de entonces, el LHC acelerará los protones en direcciones opuestas hasta alcanzar el 99,9% de la velocidad de la luz y los hará chocar a una energía tan grande —10 veces superior a la máquina más potente actual, el Tevatron, sito en Chicago— que permitirá que el Universo renazca una y otra vez como hace 13.700 millones de años para intentar entender por qué la expansión del universo está acelerándose en lugar de desacelerarse, como debería ocurrir.

A lo largo del circuito, el LHC cuenta con cuatro detectores de partículas —Atlas, Alice, LHC-b y CMS— que actuarán como microscopios subatómicos que observarán las colisiones frontales entre los protones.
¿De qué está formada la materia oscura?, ¿por qué no existe la antimateria?, ¿hay otras dimensiones y universos paralelos? Éstas son algunas de las preguntas a las que tratará de responder el LHC, siempre que no se produzcan en el proceso, de acuerdo con la teoría de la relatividad de Einstein, mini agujeros negros que pondrían en peligro al planeta.

Para tranquilizar al personal, el CERN publicó en agosto un informe que concluía que "no existe riesgo alguno". El documento explica que "durante los pasados miles de millones de años la naturaleza ya ha generado en la Tierra colisiones equivalentes a un millón de experimentos como los del LHC. Y nuestro planeta aún existe".

Tal y como indicó a la BBC Brian Cox, físico del CERN, "el LHC no tiene en absoluto ninguna posibilidad de destruir nada más grande que unos cuantos protones". "Los mini agujeros se evaporarían muy pronto e incluso, si no ocurre así, serían tan pequeños que sería imposible que la materia se acercara tanto a ellos como para poder ser aspirada", agregó Cox.

La 'partícula divina'

Pero la que, sin duda, será la principal aspiración del proyecto será la captura, por primera vez, del Bosón de Higgs, la conocida como partícula de Dios y cuya observación confirmaría el modelo estándar que explica el funcionamiento y la naturaleza del Universo.

Así, el LHC contribuiría al descubrimiento de una nueva familia de partículas, un hecho que los físicos confían en que sirva para entender la enigmática materia oscura o incluso por qué las partículas elementales tienen masa y por qué las masas son tan diferentes entre ellas. "De una u otra manera, hay un 100% de posibilidades de que encontremos algo nuevo para el avance de la física", aseguró a Bloomberg David Evans, científico que ayudó a construir parte del equipo electrónico de la máquina.

Miles de datos acumulados

Hasta entonces, una de las tareas más complicadas será la gestión de la enorme cantidad de datos que se irán almacenando debido a las 600 millones de colisiones que se producirán cada segundo. En un año, los cuatro detectores del acelerador de partículas habrán generado suficiente información como para atestar de datos un montón de discos compactos de 19 kilómetros de altura. De hecho, únicamente los cables utilizados en el túnel, a un centenar de metros bajo tierra, podrían cubrir cinco veces la distancia entre la Tierra y el Sol.

Robert Aymar, director general del CERN, está convencido de que el LHC dará a los científicos "hallazgos que cambiarán nuestra visión del mundo y su creación".

El primer paso para una nueva era de la física moderna podría darse hoy si todo sale bien. Para comprobarlo, tanto científicos de todo el mundo como cualquier aficionado a la física podrá seguir el acontecimiento en directo a través de internet desde la página del CERN (lhc-first-beam.web.cern.ch), el Servicio de Información y Noticias Científicas (plataformasinc.es) o el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (csic.es).